Necesitamos reducir la cantidad de basura que generamos y reutilizar o readaptar los bienes de consumo, en lugar de tirarlos, para contaminar menos.
Ser consciente del medioambiente no se trata solo de evitar las bolsas de plástico; consiste en tomar decisiones cotidianas que, literalmente, determinarán nuestro éxito o fracaso como especie. Podemos ser más conscientes sobre contaminar menos, la protección de la vida silvestre, la conservación de los recursos naturales y tomar otras medidas que pueden ayudar a reducir la velocidad del cambio climático.
Todos pueden marcar la diferencia, especialmente cuando las elecciones ambientales inteligentes se convierten en un hábito y tal vez incluso comienzan a influir en otros para que tomen medidas similares. Hacer lo correcto para el futuro de la vida en la Tierra puede incluso tener beneficios personales inmediatos. Puedes aprovechar tu creatividad, involucrarte más con tu comunidad y el mundo, y puedes contribuir a un estilo de vida más saludable.
3 tips para empezar a reciclar
1. Genera menos basura
Aplica las cuatro “R” fundamentales a tu vida: reducir, reutilizar, reciclar y recuperar. Estos puntos son fundamentales para contaminar menos.
2. Separa tu basura
Lo ideal es tener al menos cuatro botes de basura. Uno para restos orgánicos, otro para papel y cartón, un bote para vidrio, y el último para plástico y envases.
3. Elige el vidrio sobre el plástico
A los recipientes de vidrio se les puede dar una segunda oportunidad, mientras que los botes de plástico suelen terminar, en tan solo cuestión de segundos, en la basura.
¿Cómo contaminar menos en tu rutina?
No es posible ofrecer una lista de absolutamente todas las cosas que puedes hacer para ayudar a proteger el medio ambiente o clasificarlas según el impacto, pero aquí hay una breve aproximación de cosas relativamente fáciles que puedes hacer para reducir tu huella de carbono y llevar a más acciones ecológicas.
1. Reciclaje
El reciclaje conserva los recursos naturales, reduce la contaminación y ahorra energía. El reciclaje implica clasificar y limpiar la basura para producir “materiales secundarios”, principalmente vidrio, papel, metal y plástico, para su reutilización en productos.
El aluminio reciclado, por ejemplo, es un recurso particularmente valioso; la fabricación con aluminio reciclado es un 92 % más eficiente que cuando se utilizan materias primas no utilizadas.
2. Lleva tus bolsas
Las bolsas de plástico plantean problemas ecológicos. Tardan cientos de años en descomponerse y representan una amenaza particular para la vida silvestre. Cientos de miles de mamíferos marinos mueren cada año después de confundir las bolsas de plástico, que están mezcladas con productos químicos, con alimentos. Muchos animales se enredan en bolsas de plástico y se asfixian.
Un enfoque sensato para las bolsas de venta al por menor es no aceptarlas cuando tu compra la puedas llevar en tus manos o lleves tus propias bolsas. Usa y reutiliza todas esas bolsas (papel, plástico, tela) que se han ido acumulando en el closet a lo largo de los años, estén o no diseñadas para ser “reutilizables”. Si se vuelven demasiado sucias para transportar tus nuevas compras, utilizalas para forrar botes de basura o para recoger la basura. Y, en última instancia, deséchalas adecuadamente; recíclalas si puedes.
3. Compra de segunda mano
Usa internet para comprar artículos usados, en particular bienes duraderos que se necesitan por un tiempo limitado, como muebles de guardería. Los artículos de segunda mano pueden ser casi tan atractivos y, a menudo, tan funcionales como las compras nuevas, y darle una segunda vida a un artículo del hogar reduce tu huella de carbono a la mitad. Una tercera o cuarta vida es aún mejor.